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No hay consuelo ante el alzheimer


Soy uno de los peores males que hay en el mundo, elijo a mis víctimas y me las voy llevando poco a poco conmigo. Voy avisando cuando aparezco pero no puedes hacer nada para que me vaya, porque cuando llego, es para quedarme y arrebatarte tu esencia y lo que más quieres. Cuando me instalo en ti todos a tu alrededor suspiran por los cambios que vendrán y tú también eres consciente y también suspiras y lloras. Todo lo que has logrado retener en tu cerebro a lo largo de tu vida va a dejar de servir para algo...



Lo primero que hago cuando tengo la primera toma de contacto contigo es hacer que tengas pequeños olvidos tontos: te olvidarás de quitar el fuego de la vitro, de seguir al pie de la letra tus funciones rutinarias, algo tan sencillo como echar primero el agua en el cubo de la fregona y después el jabón, se volverá una odisea porque no lograrás hacerlo bien y como siempre a la primera, sino que lo harás del revés. Olvidarás donde pusiste el azúcar para hacerle el desayuno a tus nietos pequeños, o dónde dejaste la lista de la compra y cuando la encuentres y vayas a hacerla, habrás olvidado comprar la mitad de las cosas que hacían falta porque se te olvidó recordar todo lo que tenías que traer a casa mientras la hiciste.

Lo segundo que hago contigo es que poco a poco vayas olvidando a esas personas de tu día a día... que no recuerdes sus nombres ni sepas quiénes son. Aquí seguirás teniendo la suficiente lucidez como para entender que esto solo puede ir a más y que pueden que sean tus últimos momentos recordando a ratos, o no, pero así soy yo, no aviso de nada. Soy muy puñetero y te hago pasarlo realmente mal, porque si hay algo tremendamente difícil en este mundo es desconocer a quien conocías tanto. 

Me mezclaré intensamente con tu personalidad y actuaré a través de ella, así como quien quiere disimular que no está. Te iré deteriorando tan lentamente hasta el punto que empieces a hundirte sin salvación alguna y los tuyos no puedan hacer absolutamente nada para retrasarlo y además, les obligaré a ver todo esto. Iré apoderándome de tu persona y me la llevaré conmigo y solo quedará en ti un cuerpo muerto en vida, que dejará de tener expresión, de inmutarse, de andar... volverás a ser como cuando viniste al mundo.

Tu voz callará para siempre cuando lleguemos a puntos extremos y solo quedará que los demás la recuerden como era. Aún así, no todo es malo, seré lo suficientemente generoso como para dejar para ti aquellos aspectos que desarrollaste y que llevas innatos, supongo que para que tu familia se contente un poco y pueda aferrarse a algo, porque sé que a ellos al menos, el verte doblar ese mantel o colocarles la ropa tan cuidadosamente como siempre hacías antes de que yo llegara, les hace ver un poco que "sigues aquí" y que de alguna manera sigues "siendo tú" y joe, tampoco quiero ser TAN cruel. 

Así que esa es mi función, absorber las mentes, degradarlas pasito a pasito, dejar que las personas dejen de ser ellas, incapacitarlas y hacerme con el control. Además puedo estar un año, como puedo estar diez, lo que el cuerpo aguante, y lo mejor es que a día de hoy, en pleno siglo XXI la humanidad no ha desarrollado ningún antídoto para acabar conmigo, soy algo desconocido. Los humanos sois capaces de ir y volver a la Luna y crear los coches, móviles, ordenadores, etc,. más potentes, pero no sois capaces de saber si quiera lo que a una persona con mi "ser" dentro de ella le está pasando por la cabeza, ni lo que piensa ni cómo puedo ser tan sumamente cruel, pero no seré yo quien lo desvele, no voy a ser tan idiota, así que mientras estás leyendo esto, yo estoy corriendo hacia otras mentes para hacerles lo mismo. ¿Serás tú el próximo? Quién sabe. 


Y así es el Alzheimer. En mi caso me ha tocado vivirlo dos veces, con mi bisabuela y con mi abuela. Con la primera no recuerdo mucho porque era aún muy pequeña, pero sí recuerdo de ir a verla mientras estaba en la silla de ruedas y contaba batallitas de su infancia pero  que apenas se entendían. En tal caso, mi abuela si que me ha pillado de más cerca...

Jamás olvidaré ese día de verano, mientras estábamos en la tierra (nuestra casa familiar), allá por 2008, yo tenía 15 años y estaba en el tercer piso. Fui a su habitación, ella estaba ahí, detenida al lado de la cama, me miró y me dijo "¿quién eres?" y yo dije "¿abuela?". Ella me clavó la mirada más profunda que he visto nunca, no sé como describirlo, fue una mirada intensa y fulminante, a la vez que entre abría un poco la boca, como si buscara explicaciones que no encontraba por ningún lado. Aquello duró apenas unos segundos, pero los suficientes como para que a mí no se me haya olvidado nunca, y después asintió y dijo "Ah si, Aroa" como extrañada y muerta de miedo... 

Y ahí puedo decir que comenzó algo para mí que ya no tenía vuelta atrás, y lamentablemente estaba en lo cierto. Hasta entonces todo se basaba en pequeños olvidos o frases sin sentido, como cuando un día que viendo por la tv un programa de motocross le dijo a mi abuelo "Esteban, ¿te acuerdas de cuando tú y yo hacíamos eso?", o como cuando un día mis primas y yo nos quedamos con ella en su casa por la noche y mientras nosotras dormíamos en la habitación de las tres camas, abrió la puerta y dijo "silencio en la noche" y casi me da un algo del susto. Ahí ya estaba algo peor, ya que más de una vez tuvimos que ir corriendo hacia ella porque se levantaba de la cama y se paseaba por la casa buscando a mi abuelo (que estaba ingresado) pero la enfermedad por aquel entonces comparado con actualmente, era muy light.

Fueron pasando los años y ya no podíamos ir ni fuera de casa con ella porque se ponía bastante mal. Dejó de recordar a todos poco a poco y dejaba de hablar. Recuerdo que se tiró bastante tiempo donde solo sabía decir "no" y era "no" a todo, además hacía fuerza si querías cambiarla o llevarla hacia otro lado. 

Hubo una ocasión, estando ella ya muy mal, que estábamos de nuevo en la tierra y ya ni hablaba la mujer, cuando le pusieron en brazos a su bisnieta Martina que era un bebé, y sorprendemente se puso a decirle cosas, a cogerla perfectamente y por un momento, os juro que pensé que todo había sido una pesadilla y que mi abuela estaba sana. Fue un momento increíble, tanto que aún ahora lo recuerdo y me emociono. Supongo que reaccionó así al haber tenido siempre ese instinto con los pequeños, ya que era la hermana mayor y cuidaba a sus hermanos pequeños siempre y ha tenido cinco hijos, ocho nietos y por aquel entonces, tres bisnietos.

Y qué decir de la situación actual... es muy triste, porque está en cuerpo pero no en mente, y aunque para mí sea precioso que cuando voy a verla me agarre de la mano con fuerza, no quisiera ni un momento más así para ella... por lo que fue y por lo que es ahora, porque esta enfermedad no da tregua, porque solo va a más, porque no te deja ni despedirte de esas personas que lo tienen y porque es frustrante y se necesita mucho coraje para tener a alguien así que quieres tanto. Así que no sabéis lo mucho que puedo llegar a admirar a mis tíos y a mi padre por ser capaces de ver a su madre así e intentar llevarlo del mejor modo. Está claro que tendrán sus momentos en donde se les viene todo encima, pero no han parado de luchar por ella ni un solo día...

Y qué decir de mi abuelo, su marido, que él fue a quien olvidó el último... mientras ya no sabía quiénes éramos seguía acordándose de él, eso es el amor verdadero, después de ¿setenta años de matrimonio?, que siempre han estado juntos y fuertes y que son todo un ejemplo y que para él ha sido un palo muy gordo ver a su mujer así, pero es un orgullo ver lo bien que le cuida y le trata, como se la come a besos y el deseo de querer verla cuando hace un mes él estuvo ingresado. Me decía "Quiero ir a ver a la abuela, mi preciosa, darle un beso" y no paraba de preguntar por ella. Es una situación muy dura...

Todo esto te hace pensar mucho y en mi caso, siempre que sueño con mi abuela está sana. Jamás en estos casi diez años de enfermedad he soñado que ella estaba mal. En mi subconsciente no cabe la idea de ella con alzheimer... y hasta hace un año o dos tuve un sueño en el que me encontraba en casa de mis abuelos en la actualidad, pero ellos no estaban, aunque sí gente de mi familia y yo cogía el teléfono y llamaba a un número que no recuerdo y me hacía pasar por una teleoperadora vendiendo algo y en una línea de tiempo marqué el año 1997. Entonces al otro lado del teléfono sonó la voz de mi abuelo y yo preguntaba por Rosalía Millán, que así se llama mi abuela. En ese momento mi abuelo me la pasaba y me desahogaba mientras lloraba diciéndola que la echaba de menos, que la quería, que todo actualmente era una mierda, que no era justo lo que le estaba pasando... y ella no hacía más que consolarme a mí, palabras textuales "bonita, preciosa, no me llores cariño" con esa voz que tenía tan fuerte, animada y desprendiendo tanto cariño. 

Supongo que esa fue la despedida que tanto necesitaba y que nunca tuve y que mi propia cabeza creó para estar un poco en paz con la ciscunstancia y hacerme sentir mejor, aunque cuando me desperté lloré y lloré...porque realmente me removió muchísimo y me hizo reflexionar... y que a día de hoy prefiero que alguien se vaya y ya está a que esté preso de cualquier enfermedad durante los últimos años de su vida... como le pasó a mi abuelo Dioni hace casi tres meses, que estaba perfecto y feliz y de repente se fue y no tuvo que aguantar el deterioro ni pasarlo mal ni hacérselo pasar mal a los de su alrededor...

Nunca nunca olvidaré tus judías blancas, esas que me ponías siempre que yo quería, ni tus patatas fritas que en serio, nunca he probado unas iguales tan ricas, ni tu carácter cuando me portaba mal en alguna ocasión, ni la ilusión que te hacía vernos a las nietas con los trajes de gitana que tú misma nos habías regalado, ni lo mucho que dabas la cara por mí siempre, ni tus besos sonoros, ni las tardes mientras te veía planchando mientras veías "Con T de Tarde", ni tu amor por ver los toros y tu admiración al Juli (muy a mi pesar de ser antitaurina), ni cómo dirigías en todo momento a la familia. Jamás olvidaré.

En fin, hasta aquí mi post de hoy, muy largo pero creo que merece la pena pararse a pensar en estas cosas de la vida... ¡muchas gracias por leerme!








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