Fuente imagen: https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/originals/fd/d0/f4/fdd0f4e885fea81c121b41b3985aa7f5.jpg Cuando era pequeña era demasiado trasto, tenía una picardía que ahora apenas ni asoma y me pasaba más a mi aire que a otra cosa. Tanto fue así que me llegué a perder miles de veces, aún estando mis padres cerca. Una vez me perdí en la feria de Torrelavega en plena noche, tendría como seis años y de hecho me acuerdo perfectamente. Solo veía gente y más gente y no encontraba ni a mi abuela ni a mi madre, y el ser de noche no ayudaba, aunque me importaba bien poco. En otra ocasión me perdí en un Alcampo y me encontraron metida en una caja llena de peluches jugando tan tranquila. A la salida del colegio también desaparecí unos minutos en los que dieron tiempo a que a mi madre casi le diera un parraque (el número 548293843 de su vida), por no hablar de que quedarme siempre atrás de mis padres estaba a la orden del día y casi que a veces se planteaban llevarme con una correa, po