No resoples cuando leas esto, cuando descubras, cuando me abra en canal el pecho y te cuente todas las cosas que jamás oíste de mis labios, porque el miedo o algo mayor no me dejaron pronunciarlo, porque a veces las ganas no sirven y no tienes la "fuerza", porque dejas pasar el tiempo o porque quizás no es el momento (crees que no lo es aunque para esto siempre es el momento), pero siempre está aquí, guardado en esa parte de mí que nunca olvida y que por eso hoy es como es, aunque quizá más atada, más sintiendo ese nudo al que llamo palabras sumergidas en silencio y convertidas en emociones que se disparan sin orden cuando no se pueden contener más.
No me atreví a decirte Gracias por hacer lo que haces por mí, porque me parecía cursi y no muy propio de mí o a lo que te he acostumbrado y además me daba vergüenza y lo sigue haciendo, aunque suene estúpido... no me atreví a admitir que esa blusa te quedaba perfecta en tu bonito cuerpo, o que ese pintalabios que me cogiste te quedaba mucho mejor que a mí; no me atreví ni lo hago a decirte que te quiero, ni más a menudo ni casi nunca, pero si algo te pasara me moriría... porque me acostumbré a, como nos pasa muchas veces, a creer que todo será eterno, hasta que la realidad te demuestra que no es así. No me atreví a valorar tus actos hasta que los vi de lejos, cuando ya no podía disfrutarlos desde primera fila y que ahora echo en falta porque son hogar y protección.
No me atreví a decirte que no tengo en cuenta tus errores, que creo que lo haces lo mejor que sabes aunque no logre entender del todo el por qué, porque la verdad que luego aunque no entienda, apareces y estás, y con eso me basta, con eso es suficiente, porque hay amores carnales que prevalecen ante todo, y tú ahí sentado, con la pierna cruzada quedas muy bien y me gusta observarte a pesar de todo, porque cuando te miro y me ayudas no me acuerdo de esas cosas, sino del acto presente y no existe un tiempo más que ese mismo. No me atreví a decirte que aunque me cueste siempre seré tu pequeña, aunque cada día sea una mujer más grande.
No me atreví a decirte que vivir sabiendo que estás en mi vida es un alivio, es un sentir que aunque me caiga, no llego a rozar el suelo, porque tú lo impides, y vienes, además corriendo y haces que sane lo antes posible, porque ya ha pasado y lleva pasando toda mi existencia. No me atreví a decirte que eres un pilar fundamental para mí y que a pesar de ser distintos, completamente distintos, no tengo espacio suficiente dentro que pueda alcanzar al aprecio que te tengo y a la admiración que se puede tener ante una figura como tú y que me hace sentir tan afortunada, tan protegida y tan querida a la vez, desde siempre.
No me atreví a decirte que lo siento si no estuve muchas veces a la altura de lo que te ocurría, si no logré empatizar al cien por cien porque sentía que lo que vivías se escapaba de mi control y también del tuyo. Lo siento si solo pude ofrecerte compañía o una simple charla que hiciera que te sintieras algo mejor pero luego volvías a tu vida y todo seguía igual. No me atreví a decirte que me encanta como hueles y tus dedos pequeños o esa forma que tienes de rascarte la nariz. Sí me atreví en cambio a decirte que tengo hábito de ti y que me siento en deuda, además una deuda infinita, que va más allá de las once y once que marca el reloj. No me atreví a decirte nunca que a pesar de que eres preciosa tal como eres, echo de menos tus rizos y mucho.
No me atreví a decirte lo mucho que te admiro, que superas cada obstáculo admitiendo que el proceso es duro, siendo honesta contigo y con los demás, que no conozco persona más inquieta, que haya dormido cada día en un país distinto y siempre con la sonrisa profesional y personal puesta. No me atreví a decirte la grandeza que tienes, que día a día vas aumentando, porque la vida no para de ponerte trabas, una tras otra y a pleno pulmón ahí estás. Sí me atrevo a decirte, y hasta en forma de libro que Tú Primero y que no lo olvides...No me atreví a decirte que eres mi rutina, que desde que empiezo el día eres en lo primero que pienso porque no fallas y me he acostumbrado tanto que si me faltara... no, voy a luchar para que jamás me faltes. No me atreví a decirte que soy muy afortunada, de verdad, por haberte conocido, porque eres mi más bonita casualidad y tener esa duda que me hizo dar a ese click sin saberlo, fue la mejor acción.
No me atreví a deciros que todo lo veía venir y que no quería verlo, que esto me ha cambiado mucho, que mi mente ahora quiere descansar un poquito, reflexionar y aceptar lo que no estaba en mis planes, el ver las cosas de manera diferente, que el tiempo me hará aceptarlo porque siempre será mi amigo y los recuerdos maravillosos también lo son. No me atreví a deciros que os echo en falta, sí y mucho, pero cuando algo está dañado no se arregla ni en días ni en meses; que mi necesidad es alejarme y verlo todo desde la grada, porque siento que desde ahí quizá tenga aún un poco de control. No me atreví a deciros que este no es nuestro momento por mucho que escueza, que quizá luego sea tarde, pero se habrá asumido. Y sobre todo, tampoco me atreví a deciros que no hay un solo Viernes que no me de un vuelco al corazón.
No me atreví a hacerte sentir de verdad, aunque lo intenté pero sé que no llegué, que fuiste la luz en medio de la oscuridad cuando mi castillo se desplomó, que ojalá pudiera acariciarte y comerte a besos mientras mis líneas tatuadas en la muñeca derecha resonasen por toda la habitación, y yo riendo porque me encantaba hacerte un poquito de rabiar. No me atreví a admitir nunca que verte marchar fue algo traumático pero tenías merecido que estuviera contigo, no quería que te fueras sola, nunca te hubiera abandonado en ese momento, en cambió siempre me he atrevido a decir que gracias a ti aprendí lo que es el amor hacia las almas puras y por eso ahora tengo dos viviendo conmigo, que no son tú, eres irremplazable, pero que gracias a ti están aquí, durmiendo la siesta, por cierto y parece que les hago felices.
No me atreví a decirte... no, a ti sí, a ti siempre, a mi alma gemela, quizá lo único que no me he atrevido aún es a ponerte un anillo en el dedo, aunque seamos sinceros, eso nunca nos ha importado... o quizá me falta agradecerte las mañanas del fin de semana y todos los días de nuestra vida; admitirte que hasta tus ronquiditos cuando llevas cinco minutos durmiendo son adorables a pesar de que parezca que quieras echar a correr con ese movimiento de piernas tan extraño. No sé si te dije que hasta cuando estás en cuerpo pero no en mente por dentro me muero de la risa y me encanta, o cuando te ríes y me contagias de felicidad y hasta las discusiones de cinco minutos de guerra y después de repente un beso se han convertido ya en algo especial y bonito. Creo que eres la persona a la que siempre me he atrevido a decirte todo, tanto lo bueno como lo no tan bueno, mi compañero de viaje, así que, comamos por ello, mi Amor, a ser posible, unos macarrones a la boloñesa made in Thermo****.
Y ahora sí, no me atreví a decirte nunca, pero de verdad, que tienes que ser más segura, que tienes que ir a por lo que sueñas cada noche, que tienes que darle más sentido a tu vida a través de lo que amas, que debes confiar en ti, que debes poner más límites, que tienes que aprender mil cosas y debes disfrutar de ello, que debes dejar de dar importancia al que dirán, pero de verdad. No me atreví a decirte nunca que eres maravillosa, que tú puedes, que no sirve de nada verte bonita por fuera si por dentro no lo sientes así del todo, que hagas más caso a quién te quiere y a quién te deja huella sobre lo positivo de tu persona, que sigas siendo una sensiblona que llora por cualquier cosa, o que siente ansiedad en momentos tope porque se junta todo, que no dejes de intentar reírte de la vida, el humor siempre ayuda y cambia la perspectiva. Que no dejes de fijarte en los detalles, que sabes que marcan la diferencia, que aprendas a pensar más en ti, que seas luchadora, que intentes dejar de juzgar porque nadie lo merece y luego te da el remordimiento y es peor. Que cada día te conviertas en una mejor versión de ti misma sin presionarte, que dejes de ser tan perfeccionista que luego te da migraña y sobre todo, que hagas caso a tu madre y te tomes todas las vitaminas y te permitas descansar.
♣
Preciosol
ResponderEliminar