Ir al contenido principal

Desasosiego.


Es como llevar unas gafas tintadas de negro, que no te dejan visibilidad, que te hacen sentir que caminas sobre la nada, sin saber si pisas hierba, flores, o simplemente el duro asfalto, es no saber si en el siguiente paso seguirás de pie o te habrás vuelto a caer, si volverás a tropezar con otra piedra que aunque has intuido y se parece a las demás, es distinta. Todas son diferentes y dañan, aunque no seas consciente de que cada vez lo hacen un poquito menos.
Por dentro sientes que es como si cada golpe te pesara cada vez más, te ves sin fuerzas, pero hace poco has oído por ahí que todo esto es un juego, entonces, juguemos, y sacas energía de donde no crees que la hay y no te rindes y asumes que así es.
No tienes certezas, no te prepararon para esto, ni siquiera se mencionó, a pesar de que tu alrededor en un tiempo pasado donde no llevabas esas gafas, estaba lleno de cuerpos con cicatrices, interesa que lo descubras tú, y sin ayuda de nadie. Debes aprender a ir con calma, a tener paciencia, a sortear esas piedras y si te topas con alguna que te vaya a hacer caer, lograr el equilibrio para mantenerte a salvo.

Poco a poco avanza el tiempo, empezaste muy lentx, muy torpe y cuando menos lo esperas ya casi caminas serenx, te has acostumbrado, has aprendido, pero entonces algo extraño te rasga la cintura, algo que nunca antes habías notado. Sigues con esas gafas sin saber que el camino si es que se le puede considerar un camino, vuelve a traerte algo desconocido, y no te queda más remedio que volver a adaptarte, y ya no solo hay piedras ni ramas afiladas, también hay lluvia, frío y calor aunque tienes momentos de calma que te dan algo de tregua.
Qué difícil es este juego y a veces cuánto cansa jugar, cuántas veces habrías tirado la toalla.

Y por un momento, en medio del camino decides parar, no rendirte, pero sí parar a descansar, porque ya dejas de presionarte, porque te lo permites, dejas de asfixiarte, te relajas, ya no compensa ser fuerte todo el tiempo. Sigues con las gafas puestas, quieres que desaparezcan para siempre y volver a ver únicamente a través de tus ojos sin nada entre medias y el corazón se dispara, las lágrimas caen y mientras aprietas los párpados, explotas y te rompes, alzas la mirada y logras a alcanzar ver algo... porque sin saberlo, has limpiado esos cristales tintados con el mar salado de tus ojos.

Y ahí comprendes de golpe que no hay mayor impedimento que tú mismo, que aunque siempre habrá complicaciones e incertidumbre, tú eres el responsable de aprender de la vida, de tu propia vida, de entender que la textura de esas gafas la marcas tú. Que debes sortear los obstáculos y también comprender que en la mayoría de los casos no sabrás por donde viene el golpe, pero sí puedes aprender a esquivarlo o a tratar de aprender de él si es que no lo logras y que no es el fin del mundo. Que tienes derecho a pararte a pensar, a sentir, a decir "hasta aquí"...

Y al final, logró volver a ver nítido, como si no llevara esas gafas puestas y solo pudo ver en su cuerpo aquellas cicatrices llenas de historias que ahora sí lograba entender, y cuando miró un poquito más hacia adelante vio a otros a lo lejos, otros que estaban recorriendo otros senderos, los de su propia vida y existencia, los de sus propias experiencias, algunos aún con aquellas gafas tintadas de negro, otros en su situación disfrutando de esa visión tan cristalina y agradable y otros simplemente, en el proceso de cambio interno profundo como para entender lo importante que es en la vida darse la oportunidad de parar para coger impulso después y creer que no por ello eres (inserte su adjetivo negativo).

Y además se dio cuenta de que no estaba solo, de que cada una de esas personas estaba pasando por lo mismo, y le reconfortó. Y siguió adelante, creciendo, pero sobre todo aprendiendo a aún así, disfrutar del mayor regalo que tenemos. La Vida. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

La verdad sobre mí #depressionhasnoface

En julio de este 2017 Chester Bennington, vocalista de Linkin Park se suicidó a causa de un trastorno mental o enfermedad (a día de hoy no sé qué denominación tiene) como es la depresión . Después de este suceso, su mujer contó al mundo que antes de haberlo hecho, él parecía feliz, estar bien, etc., por lo que aseguró algo que es completamente cierto y es que la depresión no tiene cara ni forma. Entonces el hastag #depressionhasnoface empezó a hacerse viral por las redes, y hoy, después de darle muchas vueltas, he decidido poner mi granito de arena respecto a esto y a este tema. La chica que veis en la foto soy yo (los que me conocéis ya os habréis dado cuenta), pues bien, esa foto está tomada en agosto de 2014, cuando yo tenía 21 años, cuando llevaba unos tres meses sumida en una gran depresión que me vino sin ton ni son. Fui criticada, fui no creída por varias personas, era difícil entender que yo ahí estaba con un trastorno mental porque, oh! estaba sonriendo, cada día de mi

Querido Abuelo♥

        ¿Sabes Abuelo? ayer fue tu misa, porque hace dos semanas casi que te fuiste de este mundo y Rosalía me dijo que por qué no salía a decirte unas palabras. Seré sincera. Lo pensé, pensé en escribir algo sobre ti, pero hubos dos razones que me llevaron a no hacerlo, la primera es que escribir sobre ti supone recordarte, y recordarte supone un dolor demasiado grande que intentaba evitar...; la segunda razón fue porque sabía de sobra que no iba a ser capaz de leer en alto algo tan puro, sincero e íntimo sin echarme a llorar. Perdóname, aunque sé que no te sientes mal por no haberlo hecho, porque sé de sobra que sabes que cada cosa tiene su momento. Pero aquí estoy, un día después y dos semanas después de tu partida. Y aquí van esas palabras que no me atreví ayer a pronunciar. Tu pérdida ha dejado un vacío inmenso, escuece y estamos perdidos sin tí, eso es una realidad, es imposible pasear por las calles de Alcorcón y pensar que no estarás nunca más dando un paseo por allí,

E V O L U C I O N

Hoy he sopesado la idea de abrirme en canal aunque eso suponga romperme un poquito más. Hoy he decidido que mis días a partir de ahora van a ser echarte de menos y llenar ese rincón de mi propia piel, que tanta falta me hace, esa piel que hoy me miro y que ya no es la misma antes de que estuvieras ahí... ni mi alma tampoco. Hoy creo que mi vida puede ser algo más que un bar con olor a whisky aunque me ahogue aquel recuerdo, de verte allí, encendiendo un cigarrillo y aspirando hasta el final... Hoy se ha acabado el contar tus pecas antes de mirarte a los ojos, la sonrisa metálica desapareció de golpe y desperté de esas calles, de esa vida que hice tan mía pero que solo era tuya y de la que me quise apoderar. Hoy no puedo escuchar esas canciones que solíamos cantar, como cuando te confesé que el sonido acompasado con esas cuerdas eran la mezcla perfecta y de lo que más me enamoré cuando te vi llegar. Hoy no hay letras bonitas, solo un triste final aunque me dejases con buen sabor de boc