Fuente fotografía: https://pin.it/llvbuswfdhfwjm
Recuerdo esa última noche, esa de hace ya trescientos sesenta y siete. Te miré sabiendo que sería la última que pasarías conmigo, al menos físicamente. Y te agradecí, por ser lo mejor que me había pasado hasta el momento y todos los que estuviste.
Qué extraña sensación cuando quieres tanto a alguien y todos los días te los pasas imaginando en cómo y cuándo será el final; porque llegará más pronto de lo que merece, y en que no quieres que nunca llegue, pero como todo en esta vida, llega y llegó. Y suena masoca, pero el miedo por perder algo tan puro y más por primera vez es casi asfixiante.
Recuerdo tu respiración agitada, tus ruiditos expresando pena y dolor, tu carita de no saber qué ocurría... lo recuerdo todo y aún a día de hoy me sigue matando, sobre todo tu último suspiro, pero ¿sabes? hay cosas que recuerdo que me dan la vida, como la primera vez que te vi y no entendí ni supe el amor que ibas a darme, de hecho apenas te hice caso, yo era una niña pequeña y tú un adorable cachorrito... y cómo cambian las cosas; o el saber que te marchaste siendo yo el último tacto familiar que sentiste en tu frágil cuerpecito.
También recuerdo tu primera trastada, tu primera vacuna, tu primer corte de pelo, tu primera operación. Recuerdo cuando me di cuenta de que te habías convertido en lo más importante y fue cuando dando un día un paseo, casi te vas y no te vuelvo a ver. Ahí noté que jamás podría separarme de ti y supe que no sería capaz, porque no lo soy, simplemente es otro hábito más. Recuerdo las alegrías de tu existencia, tus gruñidos graciosos, tu forma de pedir comida, tu manera de andar por casa, tus ronquidos, te recuerdo entera a ti y no quiero olvidarlo nunca.
Lo peor de esto siempre ha sido el vacío que dejaste y que sigue ahí, latente, pero he aprendido a vivir con ello, he aprendido a querer a mis dos angelitos del mismo modo que tú me enseñaste porque te lo debo y sé que lo que no te debo es quedarme con el pensamiento de que esto volverá a ocurrir y cometer el error de darle tantas vueltas como hice contigo. Ojalá pudiera dar marcha atrás en el tiempo y volver a verte una vez más, ojalá sencillamente hubieses sido eterna. Ojalá entrar por la puerta y volver a verte feliz al cruzarse nuestras miradas, pero todos estos ojalá son imposibles, salvo en mis sueños y en mis pensamientos, porque a veces cuando cierro los ojos y te imagino casi es como si pudiera olerte y eso me reconforta algo...
Siempre serás especial para mí, porque la manera de partir ya lo fue. Yo me independizaba, quería traerte conmigo, tú estabas mayor, muy mayor y dudaba en darte un cambio tan grande, y al final, como si hubiese sido obra del destino, te marchaste, nos marchamos a la vez, juntas, como cerrando una etapa, como si ya hubiésemos crecido juntas y culminado nuestros caminos en común. Quizá debía darme cuenta de que a veces crecer también es esto: perder otras cosas pero a la vez avanzar, o que se abra un antes y un después en nuestras vidas, porque sin duda, hubo una yo distinta a la que ahora es sin ti. Quizá tenías que enseñarme durante quince años este amor tan puro para mostrarme de verdad el camino que debía seguir, quiero pensarlo así.
Ahora, aunque me sigas doliendo, porque siempre te lloraré si te pienso demasiado, de hecho ya lo estoy haciendo, estoy segura de que me has hecho convertirme en mejor persona y para mí has sido el mejor regalo que el mundo podría haberme dado de casualidad. Gracias por enseñarme que debo aprovechar el momento en que esté rodeada de mis pequeñines y de todos los que lleguen, y tú, si me estás leyendo y tienes la grandísima suerte de contar en tu vida con estos fieles compañeros, que hagas lo mismo, porque el tiempo y la vida pasan rápido y no hay marcha atrás. Gracias también por haberme hecho demostrarme a mí misma que soy mas fuerte de lo que creía.
Siempre estarás en mí ✿
Llorando estoy que bonito como llegas al corazón, no dejes de expresarte nunca
ResponderEliminarGracias :) aunque no sé quién eres!
Eliminar