Parémonos a pensar, a pensar quiénes somos, a dejar rienda suelta a lo que pasa por nuestra mente, a esos puntos a parte en nuestra vida y a esa necesidad de, a veces, replantearnos pasar página, o ¿por qué no?, tirar el libro entero. Disfrutemos de los pequeños momentos, de esos que pasan desapercibidos, de esos que no vemos a simple vista, pero que luego, en una noche de frío o calor, vemos en primera fila. Dejemos ser cómo somos, inexpertos, débiles, fuertes, alegres, tristes, de cualquier forma, no nos dejemos llevar por el aparentar que somos felices siempre, acordémonos de que la luz no se ve sin oscuridad, dejémonos ayudar por quien nos quiere, por quien siempre está ahí, aprendamos a conocer gente nueva que pinte de mil formas distintas nuestro cuadro de la vida, dejemos sacar a fuera todo lo que llevamos dentro, porque ya se sabe que quien algo se guarda por mucho tiempo, acaba saliendo de la peor forma posible. Juntemos nuestros corazones con aquellos que nos permitan seguir teniendo alas, con aquellos que con cada bache que se nos pone por delante nos paran y nos advierten que tengamos cuidado, pero que nos den esa fuerza para coger más impulso aún para seguir ganando. Tomemos las palabras del otro de la mejor manera posible, sabiendo que no va con una mala intención, sino con un apoyo entre líneas, como en estas líneas que estoy escribiendo yo. Riamos, riamos muy fuerte, de lo bueno y de lo malo también, y si hay que llorar, se llora también, porque nadie nos tiene que imponer qué sentir en cada momento. Oigamos esa canción una vez más, esa que nos recuerda a un buen verano en el mar, esa que te lleva a tu sitio, a tu gente unos años atrás, esa que te recuerda a esa persona especial, que te inunda el alma, oigamos a todo volumen para que nos haga sentir y active más sentidos de nuestro cuerpo ¿qué tenemos solo cinco? yo no me lo creo. Y amemos, con fuerza a intensidad, con pulsaciones aceleradas, sintamos ese beso que tanto tiempo nos ha alegrado la vida o está comenzandolo a hacer, esas caricias que te elevan al más quinto cielo, ese amor que renace y que es tan imperfecto, porque ya sabrás que ese mismo detalle es perfecto, y vivamos, vivamos por los que estamos, por los que se marcharon y dejaron ese vacío tan grande, y también por aquellos que aún no han llegado. Y aprendamos, a seguir aprendiendo de la vida, de todas las vueltas que da, de todas sus vivencias, de todas sus partes buenas y malas, que nada dura eternamente, que el sufrimiento está ahí, que a veces es tan opcional como efímero en nuestro corazón. Valoremos cada instante, ese café recién hecho por la mañana, ese perfume estacional, salgamos a la calle como cualquier otro día y fijémonos en ese trayecto en tren, quién escucha tu banda sonora favorita en sus auriculares o quién sostiene ese libro que tanto te gusta, quien te mira a los ojos y sin pensar te sonríe, en como la lluvia y el viento te acaricia cuando estamos en otoño...Y comamos, comamos de todo, disfrutemos del éxtasis que provoca un buen chocolate en nuestro paladar o aquello que nos vuelva locos, y abracemos a nuestro alrededor, y viajemos lejos y conozcamos cada rincón de este mundo sin olvidar nunca de donde venimos y quiénes somos, sin dejar de explorar nuestro propio lugar...Veamos la vida en fotografías y que en ellas se vea reflejado un resumen de cada etapa vivida, de todo lo que nos gusta, que nos hace felices sin olvidar jamás cómo llegamos donde estamos, la humildad y los momentos no tan buenos. Esto va para ti, de mí.
En julio de este 2017 Chester Bennington, vocalista de Linkin Park se suicidó a causa de un trastorno mental o enfermedad (a día de hoy no sé qué denominación tiene) como es la depresión . Después de este suceso, su mujer contó al mundo que antes de haberlo hecho, él parecía feliz, estar bien, etc., por lo que aseguró algo que es completamente cierto y es que la depresión no tiene cara ni forma. Entonces el hastag #depressionhasnoface empezó a hacerse viral por las redes, y hoy, después de darle muchas vueltas, he decidido poner mi granito de arena respecto a esto y a este tema. La chica que veis en la foto soy yo (los que me conocéis ya os habréis dado cuenta), pues bien, esa foto está tomada en agosto de 2014, cuando yo tenía 21 años, cuando llevaba unos tres meses sumida en una gran depresión que me vino sin ton ni son. Fui criticada, fui no creída por varias personas, era difícil entender que yo ahí estaba con un trastorno mental porque, oh! estaba sonriendo, cada día de mi
Comentarios
Publicar un comentario